MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO
Dirección: Chile 924 y Guayaquil.
Horario de Atención: lunes a viernes de 9:00 a 12:00 y 15:00 a 17:30 horas. Sábado de 9:00 a 12:00 horas
Valor: Adultos Extranjeros y Nacionales: 0.80 USD Estudiantes: 0.40 USD Niños
La construcción del convento de San Agustín se inicia a partir de 1580 con planos del Arq. Francisco Becerra, un año después se traslada a Lima para conseguir la Catedral del Cuzco, por este motivo se levanta una iglesia provisional.
Llega el año de 1606 y Juan del Corral se hace cargo de la construcción de la iglesia definitiva y del convento la cual es concluida en 1650.
El convento posee en su interior una serie de corredores compuestos por 9 columnas toscanas de capitel dórico, 2 pilares y 10 arcos de medio punto peraltados.
Primera Sala
Se pueden observar lienzos de Goribar, De la Cruz, algunos anónimos atribuidos a la Escuela Quiteña y a los alumnos de Miguel de Santiago. Además 4 pinturas del siglo XVIII pertenecientes a Bernardo Rodríguez, en los que plasma a cuatro doctores de la Iglesia, estos santos son: San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo. Encontramos también un estandarte del siglo XVIII de autor anónimo, hecho en lienzo templado y óleo, en el encontramos a Santa Rosa de Lima.
Para concluir se presenta un Libro Coral del siglo XVIII, elaborado en pergamino (cuero de oveja), con pinturas vegetales y escritura a mano. Tiene una pasta de madera forrada de cuero
Segunda Sala
Tenemos una amplia visión de los siglos XVII, XVIII Y XIX e
En la serie de cuadros encontramos uno muy particular: presenta las iniciales de Miguel de Santiago en una de las esquinas inferiores, este cuadro es La Visita de Cristo a San Agustín. Encontramos además una serie de cuadros importantes por su forma de trabajo, ya que utiliza el rombo como diseño para cuadro. Son 7 lienzos que hablan de las características y títulos dados a San Agustín.
Tercera Sala
Descansa un Cristo Yacente del siglo XVII traído de España, su característica particular es ser una sola pieza de madera excepto el brazo derecho. Su tamaño es de una persona adulta perfectamente conformada.
En cada pared del convento se puede observar 39 lienzos de los cuales 25 pertenecen a Miguel de Santiago, con su técnica del claro-obscuro, en los que se detalla la vida y milagros de San Agustín, estos lienzos están basados en grabados editados en Europa por Boswell.
El convento posee un solo jardín el patio que admiramos es de estilo colonial con la pila central. Esta pila fue trabajada en un periodo de 10 años empezando en 1659. La pila posee 41 piedras en su base cuadrada y una sola roca, da lugar a los platos centrales, se encuentra rematada por una escultura que simboliza los sentimientos agustinos (León = Fortaleza, Niño = nobleza), el director de la construcción fue Basilio de Rivera. La obtención de las piedras para levantar casi todo el convento se obtuvo en el volcán Pichincha y fueron trasladadas a fuerza de hombres. Además se puede encontrar una gran cantidad de plantas ornamentales que le dan un colorido muy especial.
La Sala Capitular
Magnífica y dorada, se llama así porque la Orden hacía allí los capítulos: elecciones y reuniones. Conocían las necesidades de la comunidad. Y elegían al nuevo provincial.
La sala conjuga tres estilos: mudéjar, barrocos español y quiteño. En el 2009 allí se hizo la presentación de la Unasur y se conmemoraron los 200 años de la gesta de la Independencia. En la capilla izquierda del templo descansa el Señor de la Buena Esperanza. Es una talla de tamaño natural, vestida de túnica verde y bordada con líneas doradas. El rostro es sufriente. Abundan los ángeles a su alrededor. Apenas hay diez bancas, pero los fieles las ocupan cada día.
Luego del terremoto de 1868, que asoló Quito, el Señor de la Buena Esperanza recorrió los pueblos de la Sierra central para recaudar fondos y reconstruir el templo. En el otro costado se encuentra una capilla dedicada al Divino Niño, quien lleva un vestido blanco y cinturón dorado. Se ve en una actitud risueña, de amor.
El cuadro de La Regla es único, ya que es uno de los más grandes pintados por Miguel de Santiago, uno de los maestros de la Escuela Quiteña. La gente lo contempla mucho tiempo y en cada rostro, de las decenas que tiene, trata de averiguar una historia o una leyenda.
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